jueves, 19 de mayo de 2011

Felipe IV

El 8 de abril de 1605, en Valladolid, nació Felipe IV, fruto del matrimonio de Felipe III y Margarita de Austria.
En 1615 se casó con Isabel de Borbón con la que tuvo al príncipe Baltasar Carlos y a la infanta María Teresa, futura esposa del rey de Francia Luis XIV, cuya unión propiciaría en 1700, el acceso de los Borbones al trono de España.
Tras la muerte de Isabel en 1644 y del príncipe heredero en 1646 el reino quedaba sin heredero y propició Felipe IV contrajera segundas nupcias con su sobrina Mariana de Austria en 1649 de cuyo matrimonio sólo la infanta Margarita Teresa y el que sería heredero del trono, Carlos II llegaron a la edad adulta. Además de estos hijos, tuvo diversos hijos naturales, siendo el más famoso y reconocido Juan José de Austria, fruto de las relaciones del monarca con una actriz conocida como la Calderona.
Durante el gobierno de Felipe IV se acrecentó el proceso decadente de la Monarquía Hispánica.  Su reinado fue un periodo de lujo, fiestas y exaltación de la corte.

En este gran cuadro, Velázquez nos muestra un episodio histórico sucedido en Breda (Holanda) en 1625, cuando los tercios españoles derrotaron a los holandeses y tomaron la mencionada ciudad, acontecimiento incluido en la guerra de los treinta años que finalmente acabaría con la derrota de España y la independencia de los Países Bajos.
En la escena puedes observar como, en un paisaje donde todavía humean los restos de la batalla, los españoles están a la derecha y los holandeses a la izquierda. Ambos grupos llevan vestimentas diferentes y armamento desigual, los españoles lanzas y los holandeses picas y fusiles. El protagonismo lo ostentan, en el centro de la composición, dos personajes, el español Ambrosio de Spínola a la derecha, recibiendo la llave de la ciudad de Breda, que humildemente 
le entrega el gobernador, Justino de Nassau, en señal de rendición y sometimiento.
El objeto simbólico central del cuadro, la llave, queda destacado por su situación central
El realismo es total y puedes apreciar incluso las texturas diferentes de los tejidos: lana, bordados, gasa, seda, ante, etc. Velázquez se recrea en la representación de los personajes y los estudia sicológicamente, convirtiendo esta obra en una galería de retratos. Si te fijas, verás a los españoles más contentos que los holandeses, no en vano son los victoriosos y llevan enormes patillas y gruesos bigotes.. El paisaje del fondo es plano y brumoso como corresponde a esa zona, aunque sabemos que Velázquez nunca estuvo en Holanda.